domingo, 28 de julio de 2013

Gracias, Sting.


Gracias, Sting. Gracias por la inspiración. Gracias por animarme a crear (¡POR FIN!) un blog que llevaba tiempo deseando abrir, y es que el título se lo debo a una canción que escuché hace muchos años, cuando aún no distinguía palabras en las canciones en otro idioma, sólo mezclas de sonidos que yo, con esa feliz inocencia infantil, entonaba a grito pelao según sonaban.

Años después, unos diez más o menos, me encuentro metida en algo llamado Estudios Ingleses: Lengua, Literatura y Cultura (sí, todo en mayúsculas, que queda más solemne y resultón), la clásica Filología Inglesa post-Bolonia, después de hacer mis pinitos como estudiante de Derecho y salir desencantada. Porque sí, porque las letras me tiran demasiado (y la sangre también), y aunque me haya costado un año descubrirlo, estoy más que satisfecha con el cambio.

Una (feliz) vasca que en apenas unos meses ha descubierto todo un mundo que va más allá de la literatura escrita en los países de habla inglesa. Una lee temas, una busca datos, una curiosea bibliografías... Y las listas de libros y autores se multiplican, se hacen más y más largas. Estoy empezando a darle buen uso a una libreta que llevaba en el bolso desde hace años, en la que había comenzado a apuntar citas y fragmentos de las Gorgias de Platón y las Cartas a Lucilio de Séneca, costumbre que dejé por pura pereza. Pero ahora la costumbre ha mutado.

El número de escritores crece por momentos, y, cómo no, Shakespeare forma parte de esa cifra. Cualquiera pensaría que no había escuchado su nombre en la vida, pero hasta que no me he sumergido en su obra no lo he conocido realmente. El autor de Romeo y Julieta, la primera pieza que descubrí de él de oídas, sin leerla, es mucho más que Romeo y Julieta... ¡Vaya si lo es! Solo hay que ver el efecto que ha tenido en mí el atractivo Edmund de King Lear y sus monólogos de bastardo enfurecido y maquiavélico, muy a la altura del efecto fangirl que me provoca Nikolaj Coster-Waldau.

Pero es que Shakespeare ha sido uno de mis muchos descubrimientos, y según leo, según observo, me apunto eso de "Sólo sé que no sé nada" que decía Sócrates. Webster y sus tragedias macabras, Chaucer y sus cuentos de peregrinos, el feminismo de Woolf, Milton y su paraíso, el estilo de Austen, incluso Conrad y su Heart of Darkness... Y me quedo corta. Cortísima.

Englishman in New York, o esa primera aventura en solitario del vocalista de mis amados The Police, decía algo así como "I'm an alien, I'm a legal alien...". Buena forma de expresar esa sensación de estar en otro mundo cuando alguien de una cultura se inserta dentro de otra diferente. De momento me he colado en una pequeña parte de la cultura anglófona, todo desde la comodidad de mi sofá y de mi ciudad, pero algún día quiero volar. Sé que, llegados a cierto punto, lo necesitaré. Me veo dentro de unos años, si tengo esa suerte, como ese extraterrestre con papeles del que hablaba Sting, rodeada de teterías, pescado con patatas y paisajes lluviosos (muy tópico, lo sé).

Pero, antes de nada, este futuro alien legal tiene que aprender mucho, tiene que coger kilometraje y repasarse páginas enteras hasta que esas alas empiecen a moverse un poco. Me estrellaré de todas formas, lo tengo claro, pero es mejor haber practicado mucho y calentar bien para recuperarse rápido del golpe y no perder todas las fuerzas, guardar algo de ilusión. Y luego volar de verdad.

Fuera metáforas de aves y de seres de otro planeta, que cualquier excusa es buena para desviarme del tema principal y acabar hablando de animales, comida, temas más o menos polémicos.. O las tres cosas. Hay hambre, y mi pizza fría me espera.

Larga vida y prosperidad. Y buenas noches.

1 comentario:

  1. Me encanta cómo escribes, y se nota que te apasiona lo que estudias.
    Yo también, como tú (y como bien cantaba Sting), espero poder sentirme una alienígena por tierras güiris (y francesas, y las que me pongan por delante) dentro de no muchos años.
    Un saludo.

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